¿Te has preguntado alguna vez por qué tu piel tolera un tipo de limpiador y reacciona cuando cambias a otro? En el caso de la piel sensible, la elección de los limpiadores se convierte en un campo de minas. Hay algunos activos que funcionan muy bien y otros que aportan poco en esta categoría de productos. Desvelemos quien es quien dentro de las formulas de los limpiadores.
¿Tiene sentido usar un limpiador cargado de activos?
A pesar de ser productos que se retiran, es importante que tu limpiador contenga algún ingrediente activo que aporta beneficios, sobre todo si tienes la piel sensible. Por ejemplo, saccharide isomerate, un azúcar que se une a las proteínas de la piel, proporciona hidratación al tiempo que minimiza la agresividad del proceso de limpieza incluso después de enjuagarlo. Otros ingredientes héroes para calmar y nutrir la piel sensible son el pantenol, los extractos de avena y los derivados del arroz. Estos componentes también aportan suavidad y mejoran la sensorialidad de la fórmula.
Por otro lado, hay ingredientes fantásticos como el ácido hialurónico, la niacinamida y la centella asiática, que pierden sus efectos al retirarlos. Así que no es imprescindible incluirlos en los limpiadores.
Activos que funcionan en limpiadores para piel sensible
Las opciones son muchas y no paran de aumentar cada día. Sin embargo, tras 5 años de investigación uno de nuestros preferidos es el escualano vegetal, dado que es uno de los elementos claves presentes en la composición del sebo humano. Además, es conocido por su capacidad antioxidante y, al incorporarlo en un limpiador facial (por ejemplo, Purifying Cleansing Beauty Cream), ayuda a renovar parte de los aceites que arrastramos al limpiar la piel. Todo un golpe maestro.
La alantoína también es un activo valioso en los limpiadores para pieles sensibles, ofreciendo efectos calmantes en pequeñas dosis y una exfoliación delicada a concentraciones más altas. Siempre con una limpieza profunda en mente, destacamos el uso del ácido mandélico derivado de almendras y el del ácido láctico, reconocidos por sus propiedades hidratantes y su papel en el mantenimiento de la película protectora de la piel.
La clave está en utilizar un producto que cuenta con ingredientes que minimicen el riesgo de irritación, así como limpiadores reparadores e hidratantes que dejen la piel sensible más elástica y contrarresten los posibles efectos agresivos de la limpieza.
No hay piel bonita sin una limpieza facial adecuada
Aunque parezca obvio, nunca nos cansamos de enfatizar que es el paso más crucial en cualquier rutina facial. Un buen limpiador debe ser capaz de eliminar de manera efectiva los restos de maquillaje, el sebo oxidado, el sudor, la contaminación y otros elementos, que pueden obstruir los poros y causar problemas cutáneos como el acné y los puntos negros. Pero, al mismo tiempo debe cuidar y respetar la piel, dejándola preparada para una mejor absorción de los productos skincare posteriores, como los serums y las cremas hidratantes. Al elegir los ingredientes activos adecuados y probar los productos antes de comprarlos, las almas sensibles pueden lograr una piel equilibrada y más sana.
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