A estas alturas de la investigación científica, el axioma es claro: cuanta más azúcar consumas, más arrugas tendrás. Así de turbio. Esta es la consecuencia de un fenómeno denominado glicación, una reacción química que se origina cuando las proteínas de la belleza (colágeno y elastina), entran en contacto con la glucosa y se vuelven rígidas. Se ‘caramelizan’.
La piel pierde humedad, se vuelve opaca, menos elástica y más quebradiza, un caldo de cultivo perfecto para la aparición de arrugas. Esta es una de las razones del porqué el azúcar es un veneno en la dieta (aparte de otros despropósitos como la diabetes). Sin embargo, si aplicamos de forma tópica esta suculenta sustancia, ¡magia!, la piel recobra su tersura y luminosidad.
La razón principal es porque nos da lo que siempre buscamos en un buen cosmético: hidratación, no solo porque la captura de forma eficaz del ambiente sino porque la retiene y evita la sequedad. Tenemos polisacáridos como el Ácido Hialurónico, el ‘todopoderoso’ en cosmética, o la vetusta glicerina, que no por antigua deja de seguir siendo un activo común y eficaz en las fórmulas del presente.
La nueva era de los azúcares cosméticos
Bio-glúcidos, glicanos, complejos poliglucósidos, matrices polisacáridas… La terminología se complica de forma directamente proporcional a las nuevas propiedades descubiertas. Es decir, en el amplio compendio de los azúcares en formulación, hay nuevos tipos que afinan sus virtudes mejorando la acción cosmética.
Un ejemplo es el sorbitol presente en Antioxidant Burst Shower Gel, ya que aporta estabilidad en presencia de tensioactivos naturales y no deja la sensación pegajosa de otros azucares (su principal inconveniente) a dosis elevadas. O el Isomerato de sacárido de Ideal Moisture Level Serum, derivado naturalmente de las plantas, similar a los carbohidratos que se encuentran de forma natural en la piel y funciona como un imán de humedad evitando la pérdida de agua transepidérmica.
O el Sodium PCA, presente en Jojoba Quench Body Serum, más hidratante que la glicerina, el sorbitol o el propanodiol ya que es higroscópico (atrae y retiene el agua). Derivado natural del acido glutámico, es uno de los componentes clave del factor natural de hidratación y aporta a la piel frescura y elasticidad. Además, no es pegajoso ni influye en la viscosidad de las formulaciones.
Ultra Revitalising Elixir, además de Sodium PCA e Isomerato de Sacárido, contiene un hidrolizado sacarídico obtenido por hidrólisis enzimática de las bayas de Schizandra, con una composición única de péptidos, azúcares e hidroxiácidos, que mejora la función barrera e hidrata y suaviza incluso las pieles más sensibles.
¿Por qué su interés como activo cosmético?
No solo por su enorme capacidad para atrapar y retener el agua, su popularidad en aumento se debe al hecho de que es un ingrediente versátil y bastante seguro. Otra particularidad es que es muy soluble en agua y, debido a sus propiedades químicas, no altera el pH de las fórmulas.
Es un excelente prebiótico. Cuando las bacterias de la piel están bien nutridas, la función barrera es más eficaz. Estas bacterias generan un sub-producto metabólico: el ácido láctico, un agente exfoliante natural muy eficaz que además mantiene el film hidrolipídico saludable.
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