Hay un tema recurrente del que me gustaría empezar una conversación. Veo muchos cambios constantes en el mundo de la belleza, y entre ellos, el uso de ingredientes biotecnológicos. Uno podía pensar que era una moda pasajera, pero no lo es. El uso de estas técnicas ha transformado completamente la manera en que entendemos y usamos la cosmética, impulsándonos a replantear nuestra perspectiva y aceptación de ella. Gracias a ella, la disponibilidad de nuevos ingredientes es virtualmente inagotable.
La idea de este post me vino a la cabeza el pasado miércoles por la mañana, después charlar con otros fundadores de marcas cosméticas, me vi inmerso en una divertida jornada de compras de productos skincare. Sí, leíste bien: me encanta apoyar a otras empresas y experimentar con sus fórmulas. Desde los más vendidos en grandes almacenes hasta productos artesanales de tiendas niche. Regresé a casa cargado de nuevos descubrimientos, cada uno con su propia combinación única de ingredientes.
Ahora bien, mi intención no era imitar ni copiar sus ideas. Tengo una visión muy clara para mi marca y sé exactamente hacia dónde quiero dirigir mis formulaciones. Además, ¿qué sentido tiene crear una copia de algo que ya funciona de maravilla? Sin embargo, durante mi recorrido de compras, algo me llamó la atención: la definición de “Clean” (cosmética limpia) varía mucho de una marca a otra. Es un testimonio del crecimiento de la industria de la belleza, con nuevos ingredientes que hacen su debut casi a diario.
La evolución de la formulación del cuidado de la piel
Ya sea que estemos hablando de una fórmula creada por mí o por otra marca, siempre me interesa los ingredientes que funcionan y sus beneficios para la piel. Debo admitir que no me preocupan tanto los aditivos químicamente modificados que se añaden al producto final. La manera en que formulamos ha evolucionado y, con ella, el lenguaje que usamos para comunicar todo lo relacionado con la belleza y el cuidado de la piel. Cuando empecé a crear mis fórmulas, ser “green” era todo un desafío. En aquel entonces, habían pocos ingredientes 100% naturales disponibles, e incluso la mayoría de los aceites vegetales se conservaban con antioxidantes sintéticos como el BHT, en lugar de tocoferol natural (vitamina E). Así se presentaba el panorama a principios de la década de 2000, cuando me aventuré por primera vez en la formulación natural.
Biotecnología: Abriendo puertas a beneficios innovadores
Afortunadamente, las cosas han cambiado mucho desde entonces. Tanto es así que a veces necesito pellizcarme para confirmar que no es un sueño. Un avance que me ha emocionado ha sido el desarrollo de glicoles naturales mediante la biotecnología (ingredientes elaborados en laboratorio a partir de sustratos naturales). Tradicionalmente, los glicoles se derivaban del petróleo. Lo notable de estas nuevas versiones naturales es su capacidad de actuar como solventes para extraer moléculas activas, brindando poderosos beneficios a la piel, al igual que sus contrapartes sintéticas. Por lo tanto, cuando veas un producto que contiene extractos glicólicos, ya no debería ser motivo de preocupación. Es hora de cambiar nuestro enfoque de “libre de” a “contiene” y abrazar los cambios positivos que están ocurriendo en el mundo del cuidado de la piel.
La industria cosmética está en constante evolución, y depende de nosotros, como consumidores y formuladores, estar bien informados, elegir con criterio, optar por la innovación y apreciar el gran potencial que la biotecnología aporta la cosmética natural. Estamos delante de una revolución de la mano de los ingredientes biotecnológicos y espero con gran emoción las futuras posibilidades que esta nueva ciencia nos brinda.
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