Esta semana quiero hablar de la piel grasa, que parece ser un tema que tendemos a evitar o a proteger bajo la frase “piel mixta”, ya que no suena tan mal como “piel grasa”.
En primer lugar, es importante determinar si tenemos la piel grasa. Al tacto, la piel grasa aparece grasa y áspera: la irregularidad en la textura viene dada por la presencia de poros dilatados, a menudo acompañados de acné y/o viejas cicatrices dejadas por el acné.
¿Cómo reconocer una piel grasa?
- Podemos hacer una prueba sencilla en casa utilizando un pañuelo de papel limpio o un tejido (seda o algodón) en la cara, y aplicarlo en una zona donde las glándulas sebáceas se ven más numerosas. Si después de quitarlo de la piel, el material tiene rastros húmedos y grasos, se puede decir que la piel es grasa, pero es importante recordar que la piel grasa afecta a toda la cara de las personas que la padecen.
- Si, por el contrario, la piel es grasa sólo en determinadas zonas del rostro (como la frente, la nariz y el mentón, la llamada “zona T”), mientras que el resto de las zonas (pómulos, línea de la mandíbula, etc.) se caracterizan por ser una piel particularmente seca, entonces su piel se clasificará como mixta/combinada.
¿Por qué sucede esto?
El origen de la piel grasa es una mayor funcionalidad de las glándulas sebáceas situadas en la dermis profunda: es el exceso de sebo concentrado en las capas superficiales de la epidermis lo que le da a la piel un aspecto graso y poco saludable. Esta condición, ya de por sí problemática, puede incluso empeorar cuando se sigue una dieta desequilibrada (tanto en términos de cantidad como de calidad de los alimentos), medicamentos, detergentes fuertes o cuando se utilizan productos para el cuidado de la piel que no son adecuados para el tipo de piel de la persona.
¿Qué se puede hacer para mejorarla?
- Limpia la piel suavemente. Como se puede suponer fácilmente, la piel grasa necesita ser limpiada a fondo. Lo que, por otra parte, no todos saben es que para ello es necesario utilizar únicamente detergentes delicados, de manera que no ataquen ni irriten innecesariamente la piel, ya que de lo contrario se obtendrían resultados contraproducentes. Los mejores resultados que he visto son con leches/cremas limpiadoras sin detergentes.
- Eliminar las bacterias. Si la piel, además de ser grasa, tiene granos o acné, el consejo más adecuado es utilizar detergentes especiales con actividad bactericida (los antioxidantes naturales son imprescindibles en estas fórmulas).
- Purificar y normalizar la producción de sebo. Dadas las características de la piel grasa y la tendencia a manifestar puntos negros y acné, el uso de tratamientos con una acción purificante y normalizadora del sebo puede ser útil. Me gusta el extracto de Epilobium. La flor contiene grandes cantidades de enoteca B, que es un polifenol capaz de reducir la cantidad excesiva de sebo. Para este propósito, las máscaras faciales de arcilla son muy efectivas también.
- Remedios naturales. Las lociones a base de aceites esenciales son muy adecuadas para mejorar el aspecto de una piel grasa: mis favoritas son la salvia, la lavanda, el romero, el eucalipto, la bergamota, el ciprés, el árbol del té y la menta. Tienen potentes propiedades antisépticas y astringentes. Sin embargo, se recomienda no excederse en la aplicación de estos productos y evitar los remedios de bricolaje.
- Elija el tratamiento adecuado. Es importante elegir el cosmético más apropiado para su tipo de piel. Una crema para pieles grasas debe combatir la sobreproducción de sebo, hidratar en profundidad, combatir la proliferación bacteriana y favorecer el cierre de los poros.
- Usar un protector solar. Antes de la exposición al sol, siempre se recomienda aplicar una capa generosa de protección solar. De hecho, la piel reacciona a la radiación UV aumentando su grosor, facilitando así la formación de puntos negros (puntos blancos / negros).
Lo que no se debe hacer.
- Atacar la piel de forma agresiva. Una piel grasa no debe ser sobrealimentada, pero tampoco debe ser atacada con productos para el cuidado de la piel demasiado irritantes. Muchos jabones comerciales diseñados para tratar este tipo de piel, eventualmente secan la piel y está bien estudiado que las glándulas sebáceas reaccionan a ella aumentando la producción de sebo (efecto rebote típico). Por lo tanto, es mejor centrarse en productos específicos para pieles grasas, que generalmente tienen un pH relativamente bajo (4,5-5,5).
- Lavar con bastante frecuencia. Para no empeorar el aspecto de la piel, es aconsejable evitar lavarla con demasiada frecuencia (no más de 2 a 3 veces al día).
- Es bien sabido, de hecho, que un lavado demasiado frecuente – así como la limpieza agresiva mencionada anteriormente – disminuye los componentes lipídicos de la película hidrolipídica que protege la piel. Debido a este fenómeno, por lo tanto, las glándulas sebáceas reaccionan aumentando la producción de sebo, lo que resulta en el inevitable deterioro del cuadro clínico de la piel grasa.
Dicho esto, no lavar la piel en absoluto también es malo.
- Utiliza los productos sin enjuagar. A la piel grasa (así como a la piel mixta) no le gustan los llamados “limpiadores sin enjuague”: de hecho, la permanencia prolongada de estas sustancias en la piel empeora el trastorno porque obstruye los folículos.
- Los contaminantes tienden a adherirse a las capas epidérmicas superficiales, las hacen más aceitosas y grasosas. Por esta razón, es aconsejable evitar ambientes excesivamente contaminados.
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